La tarde anterior, en la estación de autobuses de Filadelfia, no supieron explicarnos qué diferencia había entre apearse en la estación central de Filadelfia o en los diferentes casinos. Los empleados que nos atendieron telefónicamente en castellano no nos resolvieron nada, y en base a ello, decidimos bajarnos en la estación central, que paradójicamente estaba junto al paseo marítimo que acogía la mayoría de los casinos (Caesars Palace, Taj Mahal, Tropicana...).
Mi colega Isidoro y yo pasamos la jornada en compañía de los chicos argentinos que conocimos en el albergue de Filadelfia, viajeros natos como nosotros, que también alucinaron en cuanto comprobaron de qué pasta estaba hecha esta curiosa ciudad dedicada al juego y al ocio.
Atlantic City fue a mediados del siglo XX un lugar de recreo de ricos y famosos que iban de vacaciones, y en la actualidad sigue siendo un destino bastante popular. Como en el juego del 'Monopoly', que se llama como sus calles, el paseo marítimo es el destino más visitado de toda la ciudad, el que concentra las tiendas extravagantes y los restaurantes.
Este paseo entablado, de aproximadamente 9,25 kilómetros de longitud, está salpicado de famosos hoteles y casinos, como el Trump Taj Mahal (antigua propiedad del conocido magnate y expresidente de los Estados Unidos Donald Trump, ahora de Carl Icahn).
En los casinos, además de jugar a las cartas, a las máquinas tragaperras y a los juegos de apuestas, es posible disfrutar de tratamientos de spa, ver actuaciones de cómicos y cantantes de renombre y comprar en tiendas de lujo.
Después de almorzar, gastamos unas perras en algunos casinos, e incluso nos inscribimos en el casino Tropicana, circunstancia que nos dio derecho a participar en el sorteo de un exclusivo coche deportivo. La suerte nos fue esquiva.
A media tarde, Isidoro y yo reemprendimos el camino de vuelta a Filadelfia por la autopista de peaje (tardamos una hora y cuarto). Llegamos a tiempo de realizar transbordo para proseguir hacia nuestro siguiente destino: Washington, del que nos separaban unas tres horas por autopista.